sábado, 15 de junio de 2013

El otro lado de la moneda III

Nos conocimos como compañeros de oficina en el trabajo, y desde el primer momento nos agradamos, pronto hicimos amistad y ya no solo convivamos solo en el trabajo sino fuera de el y en días de descanso, yo no noté nada particular en ella pues su comportamiento era normal (para mi) incluso teníamos muchas cosas en común, éramos personas serias con nuestro trabajo, no nos metíamos con nadie y mostrábamos respeto a las demás personas, platicábamos de cualquier tema que surgiera sin llegar a faltas de respeto o insultos, casi siempre era agradable la convivencia entre nosotros.

Finalmente un día me anime a preguntarle si le gustaría que fuéramos pareja a lo qué aceptó para mi sorpresa pues llevábamos menos de un año de conocernos, pero creo que ella también se sentía tan a gusto a mi lado que por eso acepto, ya sabíamos cuales eran nuestras creencias (hasta ese entonces) pues yo desde un inicio deje en claro mi ateísmo, ella en cambio solo se limito a responder cuando le preguntaron en una ocasión que era “cristiana”.

Pasaron los días y nuestra relación se desarrollaba de manera normal, salíamos los fines de semana al cine, a algún centro comercial, a algún sitio turístico o simplemente caminábamos por parques y lugares públicos, platicábamos horas y horas de temas variados y no había problema alguno si teníamos algunas diferencias de opinión al poco tiempo lo arreglábamos.
Hasta que un día en uno de esas salidas a pasear fuimos a un centro comercial a comprar un accesorio para mi teléfono celular, como no tenia donde guardar mi compra le pedí que me lo guardara en su bolso, ella accedió sin problema, pero al abrirla yo noté inmediatamente varias revistas “La Atalaya”, eso me inquieto por lo que le pregunté inmediatamente y sin pensar ¿Eres Testigo de Jehová?, “Si” me respondió, y dentro de mí empecé a sentir una preocupación de la cual yo no sabia la razón.

Sabia de los Testigos de Jehová porque varias veces les abrí la puerta de mi casa (casi siempre los domingos en la mañana o en algún día de descanso) y en todas les terminaba yo cerrando la puerta por lo molestos que son, pero en realidad mis conocimientos acerca de ellos llegaban hasta ahí, no sabía que creían o en que se diferenciaban de los católicos a los cuales conocía muy bien por ser mi familia católica, el saber que ella era Testigo me inquietó en el aspecto de no saber si tendríamos problemas o diferencias a causa de ello, le pregunté nuevamente ¿Y… eres de las que salen a tocar puertas los fines de semana? Ella notó mi preocupación y se sintió incomoda (lo noté en su tono de voz y en su rostro), “Si, todos los testigos cumplimos con ese deber” me respondió en tono serio, le volví a preguntar ¿Porqué no me dijiste que eres Testigo de Jehová?, mirándome muy preocupada me responde “Porque prefiero que me conozcan primero como soy y una vez que me aceptan les digo, porque tienen muchos prejuicios acerca de nosotros.”, y a mi ¿Cuándo me ibas a decir?, se queda callada y pensando hasta que finalmente me responde “No sabía cuando era el momento apropiado, por eso no te lo decía, ¿te molesta?”, le respondí “No, no me molesta, me da igual, pero… no tendrás problemas tú.” Solo se quedo callada, y decidí no continuar con ese asunto.

En nuestros siguientes encuentros todo siguió normal, como si nada hubiera pasado por lo que no me preocupe por sus creencias religiosas, luego yo cambié de empleo y pasamos de vernos todos los días a solo los fines de semana en las tardes porque ella salía a predicar en las mañanas, un día ella tímidamente me preguntó si la acompañaría a sus “reuniones”, le respondí honestamente que no porque no quería nada con las religiones, después en otro me preguntó si me gustaría estudiar la biblia con ellos, eso ya me estaba preocupando a lo que inmediatamente le respondí que mejor no tocara esos temas pues nos llevábamos muy bien y que eso me incomodaba.

En un día le hablé para ponernos de acuerdo que íbamos a hacer el fin de semana y ella en un tono muy serio me pidió que no nos viéramos en un mes porque tenia que cumplir con su “servicio”, yo no le quise cuestionar acerca del porqué ni adoptar una actitud egoísta y no me opuse, fue durante ese tiempo que me decidía a investigar más acerca de los testigos de jehová, así que al buscar información acerca de ellos en la internet mi sorpresa fue grande al ver la gran cantidad de sitios en los que básicamente se les criticaba o señalaba como secta, falsos profetas, falsa religión, empresa disfrazada de religión, y demás.

Muchas páginas eran de otros grupos religiosos pero había también algunas hechas por ex miembros de los testigos, todo me pareció muy confuso y en un principio no supe por donde empezar, al azar escogí uno de los sitios y comencé a leer la información que ofrecía, se tocaba el punto de la sangre, de los 144000, de 1914, de las falsas profecías, del trato a los expulsados, así que busque información de cada uno de estos temas en la web para tener más en claro de lo que se trataba.

Mientras yo le marcaba a ella para saber como estaba y como le iba en su “servicio” pero rara vez me contestaba y cuando lo hacia me decía que estaba ocupada e incluso una vez en tono molesto me respondió “Te dije que me dieras un mes” yo le respondí que pidió que no nos viéramos en un vez pero no que no le hablará tampoco, pero de todas formas se mostró indispuesta, ya había pasado el mes y yo le marqué para quedar con ella de vernos pero me respondió que aun no cumplía con su meta de horas y que iba a necesitar más tiempo, nuevamente accedí aunque me molestaba que no me comunicará el que necesitará más tiempo con anticipación.

Yo seguí buscando información en internet y hallé que se hablaba mucho acerca de un ex testigo que había formado parte de la cúpula de los testigos llamado Raymond Franz y que había escrito dos libros, los busque y los descargué para leer y tratar de saber más acerca de los testigos, también conseguí los libros “Esclavo de la torre” “Cautivos de un concepto” “Los tiempos de los gentiles”, leí experiencias de muchos ex´s en distintas páginas, me mareaba la terminología (ungidos, mundanos, otras ovejas, los jonadabs, la clase del esclavo fiel, ancianos, siervos ministeriales, precursores, superintendentes, cuerpo gobernante) pero poco a poco fui entendiendo de que iba el asunto, mi inquietud ahora era que iba a suceder con nuestra relación pues ya me había dado cuenta de que no nos casaríamos a menos que yo me convirtiera en TJ.

Cuando nos volvimos a ver ella estaba algo cambiada, hablaba mucho del servicio y de lo maravilloso que era servir a Jehová, yo en mi interior me sentía incomodo, como con ganes de agitarla y decirle en voz alta que le están usando pero no me atrevía, opté por tratar de continuar de manera normal y buscar una mejor ocasión para tratar de esos temas con ella.
Ella me insistía mucho en que la acompañara a las asambleas, “Ven, verás que gran convivencia hay entre nosotros” me decía, yo me negaba, pero un día me puse a pensar que me faltaba algo, y ese algo era ver la otra cara de la moneda, entender a los testigos de jehová, porque es de llamar la atención que a pesar de que son atacados y criticados por muchos grupos religiosos, señalados como secta, acusados de falsos profetas, había mucha gente que cree y forma parte de ellos.
Entonces accedí a acompañarla a una de sus reuniones, fue un sábado a las 9 de la mañana, pase por ella a su casa y de ahí acudiríamos al salón del reino, me llamó la atención la diferencia numérica entre hombres y mujeres, contándome éramos siete hombres mientras que había más de treinta mujeres (muchas ya mayores y solas por cierto)ahí me presento como un “amigo” ex compañero del trabajo que estaba interesado, “No debo de causar tropiezo” me dijo después cuando le pregunté porque no me presento como su novio (aunque ya sabia yo el porque, era para corroborar lo que había investigado) me explico que no era bien visto que un “cristiano” anduviera con “uno del mundo”, le pregunté entonces si un testigo de jehová se podía casar con un “no testigo”, me respondió que no era aconsejable pero no estaba prohibido.

Poco a poco comenzamos a estudiar juntos la atalaya junto con el librito “Ven, se mi seguidor”, también ella quiso que estudiáramos juntos “El secreto de la felicidad familiar”, aunque en apariencia parecían publicaciones inofensivas y de buenas intenciones me disgustaba su simpleza y la forma en que se tenían que “estudiar”, también le acompañaba a los “días especiales” que se realizaban en el salón de asambleas de las oficinas de la WT en la ciudad o en el complejo conocido por ellos como BETEL, dimos un pequeño tour por BETEL lo cual impresiona a simple vista pero yo ya sabia que todo ese conjunto de edificios tiene dueño (la WT) y que cuando no le fuera útil sin dudar lo vendería.
Las reuniones pronto se me hicieron monótonas y aburridas, los discursos siempre tocaban los mismos temas de fondo (predicar, predicar, el fin esta cerca, hay que predicar, jehová ama al dador alegre, dono para la obra mundial, etc.) nadie se podía salir del “guión” durante el estudio de la atalaya, solo las respuestas que la atalaya indicaba, solo los “hermanos” designados podían leer las citas de la biblia.

Ella notaba que no me sentía a gusto con nada de “su mundo”, ni las reuniones, ni el estudio, ni las asambleas me convencían para su decepción, luego más me desagradaban cuando criticaban a otras organizaciones religiosas (como la ICAR) o la teoría de la Evolución, o lo que ellos llamaban pensamientos filosóficos como el ateísmo, o cuando hacían hincapié en que Jerusalén había sido destruida en el 607 a.c. sabiendo yo que era una (si no es que la más) gran mentira de esta organización, más me fastidiaba el no poder manifestar abiertamente mi opinión (por miedo a no perderla) pronto comprendí a aquellos que sabiendo la verdad se tenían que aguantar y quedarse “dentro” de la WT para no perder a sus seres queridos.

Así pasaron los años y a pesar de todo seguía sintiendo amor por ella, no me quería apartar de su lado aunque ella ya había cambiado bastante a como la conocí, no había momento en que no hablara de “las cosas espirituales”, a solas o con otros amigos no tardaba en sacar algún tema concerniente a ello “El esclavo aconseja esto…, Jehová pide esto…, Jehová pide aquello... La Organización de Jehová esto otro…” llegaba a fastidiarme escucharla tanto de eso que un día le exclame “Ya para, pareces fanática!!!”, se molestó y por unos días no me dirigió la palabra, cuando volvimos a hablarnos me dijo “ya verás, un día me dirás ¡Tenias razón, este es el pueblo de Jehová!” yo sentía pesar porque era lo que menos me convencía mientras más investigaba, el problema se me agravaba porque no quería decepcionarla.

Le pregunté directamente que tenia yo que hacer para casarme con ella porque ya llevábamos varios años juntos y aun no habíamos hablado de ese tema “Conviértete en testigo” me respondió, su respuesta me molestó “¿No que un testigo no se podía casar con un no testigo?” le pregunté, “Ya te dije, no esta prohibido pero es lo que la organización aconseja, ha habido malas experiencias, por eso es que procuramos casarnos solo con testigos, ya deberías saberlo.” Entonces le pregunté “¿Y porque empezaste a salir conmigo si no es aconsejable que se junten con no testigos?”, “Te aprovechaste de una etapa en la que estaba muy débil espiritualmente, pero confió que harás lo correcto y cambiarás.” Dentro de mi sentí un coraje, unas ganas de terminar ahí la relación así que durante un tiempo fui ahora yo el que se había alejado, durante varios días estuve pensando en que hacer, pero estaba muy confundido y lleno de dudas, por un lado ya había aguantado varios años así, “podría acostumbrarme” me decía a mi mismo “no vale la pena, ¡al diablo!” pensaba por otro lado, no pensaba con claridad, estaba enceguecido por estar con ella, finalmente me decidí y opte por arriesgarme.

¿Y como me convierto en testigo? Le pregunté, ella se alegro y me dijo que buscara una congregación cerca de mi casa que no podía ser en la suya porque daría de que pensar, que eligiera a un buen hermano que tuviera conocimiento y le solicitará un estudio bíblico y que este me indicaría los pasos para progresar y convertirme en un siervo de Jehová, en el fondo no estaba seguro la verdad, mi intención era simplemente bautizarme y después hacerme lo que llaman “inactivo”, mi objetivo era solo estar con ella y que no tuviera problemas ni que la señalaran por casarse con un no testigo, sabía muy bien que era un error pero yo me quería arriesgar a ser feliz con ella.

Hice lo que me dijo, busqué una congregación cerca de mi casa y entre, muchos “hermanos” me notaron y al terminar la reunión se me acercaron varios, me dieron la bienvenida acompañada de la pregunta ¿ya le dan estudio? Era su principal interés (darme estudio) en las siguientes reuniones buscaba quién me diera el estudio hasta que noté a un “hermano” que siempre comentaba con cierto conocimiento (más que los otros hermanos) además de que era “siervo ministerial”, entablamos platica y después se ofreció darme estudio, me preguntó la razón por la que estaba ahí, le dije que estaba interesado en conocerlos (era la verdad, me interesaba conocer bien a los testigos de jehová, pero no le dije que estaba relacionado sentimentalmente con una Testigo) a partir de ahí comencé con él a estudiar el libro enseña.

Pasaban los días y cada vez nos veíamos menos que al principio, ya fuera porque ella “estaba de servicio” o porque yo ya no tenía tanto tiempo libre como antes (en parte porque tenia que acudir a las reuniones de “mi congregación”, o estudiar con el hermano) además de mis asuntos personales o por que no coincidíamos cuando teníamos tiempo, ella quería de verdad que yo me convirtiera, constantemente me preguntaba acerca de mi “progreso espiritual” seguido me preguntaba “¿Ya comentaste?” “¿Ya te inscribiste a la escuela del ministerio?” “¿Ya te invito el hermano a predicar?”, tanta era su insistencia que un día le pregunté “¿Y si no me convierto en Testigo?” me respondió “Pues entonces tendré que dar por terminada la relación, yo no dejo a Jehová por nada ni por nadie, ya puse las cartas sobre la mesa.” Eso basto para desilusionarme, entendí que su “amor” estaba condicionado a mi conversión.

No quería tratar con ella la información que hallaba en internet acerca de los testigos así que decidí hacerlo con el hermano que me daba estudio, no tardó en desilusionarme también, pues aunque en las reuniones y durante el estudio mostraba tener “conocimiento” cuando yo le hacia preguntas fuera del guión de las publicaciones no sabía que responder o respondía evasivamente, le preguntaba como estaba seguro de la caída de Jerusalén en 607 a.c. acerca de los ungidos, de la organización, de otras interpretaciones acerca de la biblia, etc. solo me respondía lo que ahora sé es una respuesta muy común dentro de los testigos cuando se ven en esas situaciones “Tú espera en Jehová y él te aclarará todas tus dudas” decepcionante la verdad, conforme avanzábamos en el estudio me preguntaba si quería que me inscribiera en la “escuela del ministerio” yo le respondía que aun no porque algo no me convencía, cuando me preguntaba que era lo que no me convencía yo le volvía a hacer las anteriores preguntas que él evadía, al final terminamos el libro “que enseña la biblia” y le di las gracias, ya no quise continuar.

Estaba cansado y decepcionado de ver que no llegaría a nada, pero no sabía que hacer con la relación, no quería terminar, no después de tanto tiempo y tanto vivido, no me cabía en la mente que se pudiera terminar solo por no convertirme en un Testigo de jehová, ya habíamos durado tantos años ¿porqué no podíamos durar más incluso como esposos?, pero ella estaba fanatizada, creía y seguía al pie de la letra lo que le enseñaban en la organización, fue en la asamblea del 2011 cuando tomo su actitud definitiva, en esta asamblea pasaron un “drama bíblico” en el que una jovencita era cortejada por un “mundano”, al final la joven deja al pretendiente por anteponer su lealtad a jehová, ella lloró con el drama, me confesó que se sintió aludida y que sabía que estaba haciendo mal y que ya no quería seguir pecando contra jehová, entendí el mensaje, a los pocos días nos vimos para hablar, ahí le dije que había terminado el estudio y que no quería seguir, que no estaba convencido y no deseaba ser testigo, reaccionó de mala manera, se enojó y me reprocho “Prefieres hacerle caso a los apostatas que al pueblo de jehová, que él te perdone porque yo no puedo.” Sé que sintió defraudada y decepcionada pero nunca fue mi intención causarle daño alguno ni lastimarla, muchas veces me contuve cuando decía cosas que me desagradaron, muchas veces aguante actitudes y desplantes suyos, fui paciente y tolerante hacia sus creencias, le quería demostrar que podíamos funcionar a pesar de nuestras diferencias de creencia, pero ella esperaba que yo abrazara “la verdad”, que de verdad me convirtiera en un testigo y cuando se dio cuenta de que yo no cambiaria me despreció, no importo todo lo que hice por que ella se sintiera bien, todo lo que le di, los momentos que estuve con ella y la apoyé, sobre todo cuando tuvo problemas graves, por no ser testigo me rechazo.

Se que cometí muchos errores, que fui ingenuo al creer que me aceptaría sin ser testigo, que no debí darle falsas expectativas y que debí ser honesto desde un principio, pero estaba enceguecido, creí que de verdad iba a funcionar, creí que de verdad ella se arriesgaría y sin importar lo que dijeran o pensarán los demás seguiría a mi lado, solo me queda la experiencia de lo vivido, ahora cada que veo a un testigo no puedo dejar de sentir pena y lastima por ellos, espero que sea feliz y que haya encontrado alguien que si cumpla sus deseos.